05/10/2010 – Rokin, Ámsterdam. «El handicap».

Todo cambio necesita su periodo de adaptación e integración. Obvio, normal y lógico. Y este cambio es, para cadauno, diferente e inprevisible.

Y más allá del periodo de adaptación, existen dificultades varias para adentrarte en la cultura de un país y/o ciudad nueva.

Superado este periodo de adaptación y neutralizadas dichas dificultades, aparece en juego el «handicap» con el que tuve que lidiar mucho tiempo en Ámsterdam. Prácticamente, durante toda mi estancia. Y es el lenguaje. El dutch, o en español «holandés», para que nos entendamos.

Dicen, que un tiempo atrás, Ámsterdam, y en general Holanda, era un país abierto, tolerante y hospitalario, el cuál mostraba dosis altas de acogida a los estranjeros e inmigrantes. Dicen también, que por esta misma premisa, cuando vieron que los mejores trabajos, mejores oportunidades, se las quedaban los estranjeros, cerraron el grifo y gran parte de esta filosofía cambió. Y en esta parte entro yo, y el «handicap» del que hablo en este post. Pues yo viví esta última postura, reticencia si no dominas el idioma. Lo que es totalmente lógico. Y soy el primero al que me gusta que la gente que llega a las islas, se interese mínimamente por aprender o entender el catalán, aunque a priori parezca bien difícil. Creo que cuando estás fuera de casa, en eso tienes que adaptarte y mostrar flexibilidad.

Se llama hándicap a la resistencia impuesta por la naturaleza para una actividad, inercia errada que iguala las posibilidades, desventaja impuesta por el deterioro del uso, complemento que impone una carga ideal. Fuente: Wikipedia

Especial Ámsterdam: Mi experiencia

  • Ámsterdam (I): La llegada
  • Ámsterdam (II): El “handicap”
  • Ámsterdam (III): Una habitación
  • Ámsterdam (IV): Estilo de vida
  • Ámsterdam (V): La gente
  • Ámsterdam (VI): Ciudad liberal
  • Ámsterdam (VII): Vondelpark